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Ubud, el pueblo turístico que vale la pena.
Ubud es uno de los sitios super turísticos de la isla pero éste es diferente a Kuta. Es maravilloso todo lo que Ubud tiene para ofrecer. La gente en general va por el yoga, algunos cuantos templos y el bosque de monos. Que sin duda todo esto, a pesar de reunir turistas a montones, sigue siendo una maravilla.
El Templo de los Monos
Especialmente el templo de monos ha sido una verdadera revelación en vivo de nuestros orígenes. Un lugar increíble donde pasé toda una mañana observando a estos parientes no tan lejanos. En muchos casos mucho más inteligentes que algunos humanos que circulaban por allí, sorprendidos ante el hurto de los astutos primates. Mirarlos a los ojos era invitación al desafío, y las pertenencias debían estar más que aseguradas. Ante la mínima sospecha de portación de alimentos, los monos no acusan piedad y pueden llegar a ser hasta agresivos con tal de obtener su festín. La relaciones sociales de estos animales fue lo que más me sorprendió. Entre ellos se cuidan como familia pero también se pelean violentamente por ocupar el puesto dominante. Las hembras velan por sus críos; y lo mas curioso de todo es la relación que tienen con los cuidadores del parque. Sin duda es una relación de amistad. Los monos se sientan junto a ellos, les tienden una mano cual amigo y hasta piden caricias cual mascotas. Una amistad sin duda reciproca. El cuidador respondía a las exigencias del mono con mimos y sonreía a su demanda.
Pero en Ubud hay más. Jugando a salir del camino clásico me metí por callejones que me llevaron a ríos y montañas, a plantaciones de arroz que recorrí hasta que me atrapó la noche y volví bajo la luz de la luna, a templos semi escondidos donde pude ver la maravillosa danza del fuego, un ritual ancestral, armonizado por cantos de los hombres y la danza mudra (manos) de las bellas mujeres indonesias. Un espectáculo que uno va a ver y escuchar pero la verdadera percepción entra por el alma, como si despertara en nosotros aquella información milenaria guardada de nuestras vidas pasadas. Esos cantos, esos movimientos apelaban a nuestro lado más salvaje, y el alma se ve excitada por aquellos estímulos escondidos hace tanto.
Road Trip por Bali
El segundo día en Ubud fue de película. Genero: road trip movie, pero versión asiática: en moto. Conocí un viajero que necesitaba un copiloto que le diga las coordenadas en el mapa mientras él conducía. Y acepté la invitación para ser su compañera de ruta. Vivimos un gran viaje dentro del viaje, comprimido en un día. Empezamos con el sol de la mañana, pero no nos bajamos de la moto cuando nos atrapó la lluvia torrencial de la tarde y volvimos tarde por la noche andando despacio bajo la luz de la luna y la tenue luz de la moto. Visitamos templos alejados al norte de la isla, cascadas remotas, pequeños pueblos y hasta un funeral en el medio del camino, que al principio me pareció como una gran manifestación.
Pasaron varios meses de aquella primer semana de 2018 pero aun recuerdo que pasó dia tras dia. Incluso podría relatar cada uno de los días de mis dos meses en Asia. Cuando uno viaja cada dia es un aprendizaje, una aventura, un desafío constante con uno y el mundo, un encuentro con lo nuevo que nos llena de herramientas de una forma avasalladora. Es la eterna escuela de la vida de la que uno no debería egresar o retirarse nunca, hasta nuestros últimos días. Viajar también es una actitud, también es encontrar la magia, el detalle, lo renovador en el día a día, estemos donde estemos.
Cumplir un sueño: Bucear
Luego de mis días en Ubud, volví a Amed para la continuación de mi ultimo gran sueño: el buceo. El mundo nunca dejará de sorprenderme pero seguramente sea dificil superar aquello que vi en las profundidades de Indonesia. Me atrevo a decir que aquello fue de las cosas más hermosas que han visto mis ojos y las experiencias más plenas que he vivido. La inmensa cantidad de peces de infinitos colores y formas que no podría describir, animales desconocidos y bellísimas tortugas marinas, de esas que parece que solo existen en los documentales.
Aquello es un verdadero paraíso acuático, donde uno flota rodeado de pura vida, un acto de belleza que me atraviesa de adentro hacia afuera y viceversa. Cinco buceos, 30 metros de profundidad, un barco hundido, buceo contracorriente y me recibí de buceadora de aguas abiertas avanzada. La cosa empieza a tomar forma de trabajo, de objetivo. Ya no es un simple hobby o el sueño de una vez. Se abre una puerta que atravesaré más adelante, en un futuro que aun no alcanzo a ver, pero lo siento.